sábado, 8 de noviembre de 2008

¿Cómo quedamos?

- ¿Qué prefieres?

- ¿Qué?

- ¿Que qué prefieres? ¿Quieres que nos veamos un rato hoy o lo dejamos para la semana que viene?

Me había llamado… ¡me había llamado! Estaba al otro lado del teléfono, podía escucharle, me preguntaba qué quería hacer, sólo tenía que elegir. “El día, hoy, por supuesto. La hora, ya. El sitio, donde sea.”

Había muchas cosas que elegir, pero yo ya había elegido la más importante, había elegido que todo esto me importara. También había decidido hacer como si no fuera así.

- Pufff… pues no sé. Hoy puedo sacar un rato, sí. La semana que viene no sé como la tengo.

“Hoy a las 7 me viene perfecto”. “Ya sé lo que me voy a poner, ese vaquero que me hace tan buen culo”. “La camiseta de rayas seguro que le encanta…”

- ¡Qué difícil es quedar contigo! Si no te viene bien será mejor que lo dejemos para otro día…

“¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Me viene perfecto! Puedo quedar cuando quieras, donde quieras, para hacer lo que tú quieras… Yo sólo quiero verte otra vez y repetir ese beso bajo la lluvia…”

- Bueno, si prefieres eso, te llamo mañana.

Había elegido que me importara, pero también había elegido la estrategia incorrecta. Hay veces que conviene dejar de pensar tanto y que la vida sea quien nos lleve. Cuando colgamos, la desolación llegó a ambas líneas del teléfono.

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