viernes, 28 de noviembre de 2008

Meta blog

Confieso que no estoy muy segura de qué es lo que voy a escribir, pero tengo la sensaci´n de que es algo así como un meta blog, porque en esta entrada voy a comentar como me siento cuando escribo en el blog de Diario de un Corto.

El otro día, casi de casualidad, describí un poco mi relación con Rubén en el terreno laboral o de trabajos académicos, luego hice lo mismo con Paula, y de repente, tengo la necesidad de presentar a todos los miembros del equipo de la misma manera. diciendo en que consiste para mi la necesidad de que estén en el equipo. Confieso que mi siguiente instinto era seguir con Javi, pero al final me he resistido y voy a llevar cierto orden, tenía que acabar con la gente de producción, así que le ha tocado el turno a Fran.

Lo mejor de hacer eso que estoy haciendo es que dejo de dar por sentado que somos un buen equipo y busco las razones para argumentarlo. Ya no necesito que nadie me diga que somos un buen equipo, ni me conformo con la certeza interna (que también está), es que, cone ste ejercicio que me he propuesto sé objetivamente (en honor a Javi que todo lo sabe objetivamente)que somos un buen equipo. De momento sólo he escrito sobre 3 de mis 8 compañeros, pero ya lo tengo todo pensado, jajaja. Así que otro día, más

martes, 25 de noviembre de 2008

Decepción

Seguro que a ti también te ha pasado alguna vez. Poner todas tus ilusiones, todas tus fuerzas en que algo salga bien y de repente, todo se va a la mierda.

Conoces a alguien. Te gusta. Le gustas. Estáis muy a gusto juntos. Empiezas a pensar que podría haber algo. Te convences de que funcionaría. Piensas que esta vez sí, que es la persona definitiva.

Imaginas una vida maravillosa a su lado, sin problemas, sin preocupaciones. Vuelves a creer en el amor.

Un día quedáis y todas esas ilusiones se marchitan. Descubres algún defecto que no habías considerado. Vuelven los problemas y las preocupaciones a la vida idílica que habías planeado a su lado, ibais a tener un perro y todo. Reniegas del amor y maldices esa manía tuya de ensalzar a quien te gusta.

Así es como caen lo mitos, en una mala primera cita.

Así es como has caído tú

viernes, 21 de noviembre de 2008

Me gusta descargar programas de Internet y ver Lalola

He estado echadno un ojo a la web de Público y he visto varias noticias que hacen referencia a una propuesta del PSOE en el Congreso, algo relacionado con la piratería. La verdad es que em he quedado muerta, esta es la entradilla de una de las noticias:
  • El ministro de Cultura, César Antonio Molina, comentó este viernes que cuando alguien baja una película de Internet de forma fraudulenta "es igual que si vas a un comercio, la robas y te pita el detector".

A ver, señor Ministro, ¿no le parece exagerado? Bajar una película de Internet, no es robar nada, primero porque se hacen a través de un sistema de ¿compartición estaría bien dicho? Vamos, que lo que se hace es compartir, yo tengo esto, te lo presto para que te hagas una copia; tú tienes aquellos, pásamelo. Y esto no es nada nuevo, con los casettes y los vhss también se hacía, todos teníamos cintas grabadas con nuestro disco favorito de la colección de tu amigo y miles de vhss con películas capturadas directamante desde la televisión ¡grabadas del Canal+ para pasarsela a los colegas que no tenían decodificador! ¿También eso era robar?

  • A la pregunta de si no es excesiva una pena de dos años de cárcel por vender películas o música copiadas, el ministro subrayó que "todavía somos todos muy permisivos", y recordó que "estamos robando el futuro de nuestros creadores, y si los creadores no pueden vivir de su trabajo, la industria de la cultura desaparecerá y tendrá que vivir de otra cosa"

Estamos robando el futuro de nuestros creadores. Yo personalmente no creo que me estén robado nada, quizá cuando tenga un producto en el mercado no lo vea así, pero ahora, cuando lo pienso, me gustaría que todo el mundo viera mis películas. Teniendo en cuenta, la mala fama que tiene nuestro cine, que la gente descargue películas españolas es algo muy positivo, porque indica que existe cierto interés por nuestra filmografía y alienta a nuevos realizadores. Que la gente descargue película estadounidenses en vez de ir a verlas al cine, pues mira, tambiénme parece positivo. Primero, porque a gente que prefiere ver estrenos en el ordenador y no en una sala, no es ese tipo de gente que iría todas las semanas al cine. Segundo, porque es la forma de que los taquillazos yankies sean menos taquillazos y nuestras pobres películas compitan con un porcentaje un poco más maquillado. Más porcentaje de taquilla, más subvenciones para crear nuevo cine. La industria se mantiene. El caso de la música es diferente, porque el artista se lleva una miseria de cada disco vendido, ellos ganan en los conciertos. Si la gente se descarga tu música, es porque gustas. Si gustas, la gente va a tus conciertos... Pero claro, así no ganan las grandes discográficas que fabrican discos como churros y los venden a precio de oro...

La parte de la noticia relacionada con la piratería termina con esta frase:

  • En su opinión, con esa permisividad se está creando "una especie de cáncer que se va a ir comiendo poco a poco a todos.

Puede que sí, puede que esta permisividad ayude un poco al fin del capitalismo. Ójala, justo en este momento en que estamos descubriendo que el capitalismo no es invencible ni maravilloso, que hay cosas que fallan y nuevas opciones de mercado. Aún falta mucho para el fin de este sistema y todavía no hay una alternativa firme, pero vamos dando pasos, casos como el de El Pocero, que vende pisos a precio de coste, o la cultura libre, compartida en Internet.

Ahora que me doy cuenta, parece que estoy haciendo una defensa aférrima de la piratería, pero nada más lejos de la realidad. Cuando piratería significa enriquecerse con la venta de un producto que no me pertenece, eso sí es robar. Me explico, comprar una película o un disco al negrico del top-manta me parece imperdonable. Bajarme una peli con el Ares, me parece un gran invento. Un gran invento y un gran paso para el hombre, estamos aprendiendo a compartir...

Y ahora llega el momento de hablar de lo que quería hablar cuando he abierto la página del blog dispuesta a escribir. Quiero proclamar al mundo que a mi me gusta Lalola, no sé por qué, no me lo puedo explicar, pero me gustar ver esa serie de Antena 3, me hace gracia. Ahora no tengo tele en casa y Lalola es mi único contacto con la ficción española. Por cierto, esto enlaza con lo de la piratería y los videos publicados en Internet. Mientras Telecinco hace todo lo posible por evitar que sus vídeos circulen por la red, mientras denuncia a otro programas por poner vídeos suyos, Antena 3 habre una pagina donde puedes ver todos los capítulos de todas sus series, e incluso, algunos programas. Eso es compartir, eso es poner facilidades al espectador. Yo intento ver mi capítulo de Lalola todos los días, está dividido en tres bloques de entre 10 y 15 minutos. A cambio, tengo que ver un anuncio en forma de consejo de unos 20'' al nicio de cada bloque. La verdad es que la mayoria de las veces salta el capítulo sin que vea el anuncio...

La cosa es que me gusta Lalola y no sé por qué. Me gusta a pesar de sus fallos del racord, de sus confusiones en el guión (aún recuerdo una vez, que Sergio dice a Lola, que su hija Isabel se ha ido a casa de Elisa, la tata. Isabel era la tata [digo era porque ya no sale] y Elisa es la hija adolescente). No sé si es hoy o fue el viernes, pero el capítulo 100 ya está aqui. Muchas felicidades...

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Dos nuevos amigos

Últimamente me había acomodadoun poco y me limitaba a cogar los cuentos que escribo para el maratón, pero ayer cuando me metí en la cama, me di cuenta de que el lunes me pasó algo digno de ser contado.
Volvía a casa después de clase con Tamara y paramos en el Carrefour para hacer la compra; al salir, pasamos junto a una moto con las llaves puestas en la cerradura del portacascos y le comenté a Tam la de veces que me había pasado eso a mi, pero claro, nunca en Madrid, a ese pobre le iba a durar la moto más poco... Y así fue, ¡ahora tengo moto!
No, no, la verdad es que Tam me dijo que deberíamos coger las llaves, así que le dejé una nota con mi teléfono, ella se tenía que ir, y me llevé las llaves a casa. Al poco rato, me llamó Francisco, el dueño de la moto y quedé con él y su amigo para dárselas. Bajé con Tam que se iba ya, nos invitaron a tomar una cerveza, Tam dijo que no, pero yo les dije que sí. A parte de una muy buena conversación y dos cañitas, Francisco me dió mi recompensa: puedo ir al Circo Price siempre que quiera, solo tengo que llamarle y entrar. Además, si quiero me lo enseña por dentro.
Su amigo, Carlos, también resulto una grata sorpresa. Con todo esto del corto estábamos pensando quien podría construirnos determinadas cosas, ¡voi la! Carlos tiene una empresa de construcción de decorados. No sé si será el mejor o el más barato, pero sé que ya conozco a alguien que se dedica a eso.
Y lo mejor, es haber escuchado decir a Francisco, que mi gesto le hacía volver a creer en las personas, que me contara que justo antes de leer la nota se estaba quejando de lo perra que es la vida, de lo mal que le va... pero de repente, volvió a sonreir y a creer en las personas...
Es guay saber que puedes llegar a provocar eso en una persona, solo haciendo lo correcto.
Y es verdad cuando digo que el lunes gané dos amigos, porque el tomarme la cerveza con ellos no fue nada forzado, no me costó nada estar allí, estaba a gusto, muy a gusto. Tengo dos nuevos amigos.

martes, 18 de noviembre de 2008

Sin un duro

Sin dinero, sin pasta, sin un duro, con el bolsillo más pelao que el culo de un mandril, así estoy, con 3 euros en el monedero como único sustento hasta fin de mes. Y coge y me llama. Justo ahora, después de dos semanas intentando quedar, llamándonos mutuamente sin encontrar el momento perfecto. ¿Cómo le digo que no puedo quedar? Cuando realmente hemos encontrado un hueco, cuando nadie tendría que salir corriendo y con prisas. Mañana a las 8, a tomar una cerveza, que ya se sabe como son las cervezas, nunca es sólo una. Lo peor es que le he dicho que sí, no podía negarme y la verdad es que no debería, no voy a pegarme toda esta semana comiendo arroz y además, con 2 euros, me tomo una caña y deja de contar, no puedo decirle que no tengo dinero, es nuestra primera cita desde... desde aquel día. ¡Que injusta es la vida, que los pobres ni siquiera nos podemos permitir una sola cita!

sábado, 8 de noviembre de 2008

¿Cómo quedamos?

- ¿Qué prefieres?

- ¿Qué?

- ¿Que qué prefieres? ¿Quieres que nos veamos un rato hoy o lo dejamos para la semana que viene?

Me había llamado… ¡me había llamado! Estaba al otro lado del teléfono, podía escucharle, me preguntaba qué quería hacer, sólo tenía que elegir. “El día, hoy, por supuesto. La hora, ya. El sitio, donde sea.”

Había muchas cosas que elegir, pero yo ya había elegido la más importante, había elegido que todo esto me importara. También había decidido hacer como si no fuera así.

- Pufff… pues no sé. Hoy puedo sacar un rato, sí. La semana que viene no sé como la tengo.

“Hoy a las 7 me viene perfecto”. “Ya sé lo que me voy a poner, ese vaquero que me hace tan buen culo”. “La camiseta de rayas seguro que le encanta…”

- ¡Qué difícil es quedar contigo! Si no te viene bien será mejor que lo dejemos para otro día…

“¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Me viene perfecto! Puedo quedar cuando quieras, donde quieras, para hacer lo que tú quieras… Yo sólo quiero verte otra vez y repetir ese beso bajo la lluvia…”

- Bueno, si prefieres eso, te llamo mañana.

Había elegido que me importara, pero también había elegido la estrategia incorrecta. Hay veces que conviene dejar de pensar tanto y que la vida sea quien nos lleve. Cuando colgamos, la desolación llegó a ambas líneas del teléfono.

martes, 4 de noviembre de 2008

Lluvia


Noche de lluvia
Llovía, llovía mucho esa noche en Madrid. Lo recuerdo perfectamente, tanto como todo lo demás que pasó durante esas horas, más bien, esos minutos. Estuvimos tomando algo con mis amigos, tenía que madrugar pero le convencí para que viniese a casa, aún no la había visto y no dejaba de recordármelo. “No sabemos cuánto tardaremos en volver a vernos, igual la próxima vez, ya no estoy aquí” fue lo único que se me ocurrió, pero funcionó. No entendía por qué tenía ese empeño, esa necesidad, por qué teníamos que ir a casa… Lo entendí más tarde, cuando se fue, cuando le vi alejarse con el sonido de la lluvia como única compañía.
Todo pasó muy rápido. El sofá, la cerveza, los porros, una película, muchas risas… Se hizo tarde y se tenía que ir. Le acompañe a la puerta y nos despedimos con un gran abrazo y un par de besos. Y de repente, me besó, le besé, nos besamos. Y se fue. Llovía mucho esa noche en Madrid y no estoy segura si mi voz gritó lo suficiente como para que mi mensaje llegara al final del pasillo “¡Llámame!”. Todavía no me ha llamado y yo no me atrevo a hacerlo… “¡Llámame, joder!”. Mientras espero que suene el teléfono, a veces escucho como llueve afuera mientras luce el sol.