martes, 10 de marzo de 2009

Sicaria onanista

No hay nada que me ponga más que el calor que desprende una pistola recién disparada. El contraste del frío acero en el momento de antes, con el ardor instantáneo que produce la bala. Seguro que no me entiendes, pero es que claro, aún no sabes que soy sicaria desde de los doce años y que mi despertar sexual fue unos años más tarde.
Puedes hacerte a la idea, una niña como yo, rodeada de tanto hombretón… A todo el que me ponía una mano encima, mi padre le volaba la cabeza, así que llegó un momento en que directamente se la volaba yo.
Cuando empecé a entender de que iba la cosa, cuando empecé a tener curiosidad… Insisto en que habían pasado unos cuantos años, porque para matar siempre he tenido un talento innato, pero para lo que es el sexo, he sido más bien lentita.
Total, que a los 16 años me hice novia del hijo del panadero que nos servía de correo y con él tuve mis primeras relaciones sexuales. Por entonces el barrio estaba muy revolucionado y todos los días había algún recado. Todos los días Roberto me traía el encargo, momento que aprovechábamos para nuestros escarceos amorosos. Durante mucho tiempo, saber que había que matar a alguien significaba un ratito de placer. Además, siempre me ha gustado mi trabajo…
Así fue que de tanto asociar lo uno con lo otro pues que llegó un momento en que no podía haber una cosa sin la otra. Roberto lo entendía y cuando las cosas se calmaron en la ciudad, me llevaba de caza para desahogarnos…
Intentó ayudarme a superarlo, llegó a atarme la cama para evitar el asesinato postcoital, pero yo seguía enganchada. Una noche, se quedó dormido antes de atarme y… lo maté. Ahí mismo, en su casa, en su cama, con su pistola y desnudo. Fue absolutamente increíble.
Ese día fue la primera vez que me masturbé con una pistola.

No hay comentarios: