martes, 5 de octubre de 2010

Te echo de menos

Te echo de menos, no lo puedo remediar. Te echo de menos, no lo puedo explicar.
Si cierro los ojos puedo verte a mi lado, sonriendo, tonteando, hablando. Soy capaz de recordar cada detalle y un ráfaga con tu olor me invade. Tu olor... cuando recuerdo tu olor, me doy cuenta de que, efectivamente, te echo de menos. Me acuerdo de las horas que compartimos, de los ratos que robaba a mis amigos para estar contigo, de lo agustito que estábamos, de todo lo que hablábamos... Y entonces, otra vez tu olor, ese olor culpable todo. Y después de un momento, cuando el olor se ha desvanecido, me acuerdo de que todo eso se fue, de repente, sin avisar, sin derecho a réplica siquiera. De que ahora no puedo hacer nada, de que no puedo pedirte que vuelvas, de que nunca volverás...
Sé que en realidad no tuvimos nada; lo sé, tanto como tú sabes que fue mucho más que nada. Si por lo menos pudiera llamarte mi ex y sufrir el duelo de la pérdida. Pero ni siquiera eso, me dejaste sin duelo y sin réplica

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